LEYENDO A BORGES



LEYENDO A BORGES





No existe la rosa y tampoco el Nilo,


ni en la palabra ni en el silogismo;


sus nombres no son más en su mutismo,



y esta sola alusión niega al Cratilo.






Tal cual Borges en su libresco asilo,


no es imagen del otro ni de el mismo;


ellos son en su ensueño el espejismo,


de otro Borges que piensa con sigilo.






Es el saber un sueño que se empeña,


y entre el vacio el sabio se despeña,


al prever que su vida esta escindida.






Por eso quien no sabe no es distinto,


a este Borges que ve en el laberinto,


el discurrir de su obra esclarecida.



(DAOLOTH)